Seguimos con el monotema; ese que nos distrae de los importantes, de los que sí tendrán repercusión en el día a día, en el presente y el futuro, en cómo y en qué condiciones se desarrollarán nuestras vidas; ese que exhibe banderas, que saca a las luz los nacionalismos el españolista y el catalanista, que crean aún más brechas simplemente porque a uno y otro lado, esa tela de colores hace a muchos y muchas sentirse mejor que el resto, superiores, legitimados.
Como colmo solo nos faltaría que los dirigentes cesados del Govern huyeran a Venezuela y así el gobierno del reino y sus aliados tendrían un dos en uno para seguir tapando las graves acusaciones de financiación ilegal y de sobornos presuntamente cometidos por el partido cuyos miembros se atreven a llamar delincuentes a los demás y se manifiestan como constitucionalistas aunque muchas de las medidas que han tomado hayan sido inconstitucionales, eso sí el Tribunal Constitucional no les ha aplicado sanciones ni otras medidas legales porque nadan en la impunidad. ¿Dónde está el dinero del “euro por receta” que aplicaron Cataluña y Madrid, o el de las “tasas judiciales”? No se sabe y no les pasará nada aunque nunca se sepa. ¿Cuánto se dejó de recaudar y cuantos se salvaron de juicio gracias a la “amnistía fiscal”? Más impunidad.
Las banderas son en muchos casos los “perros pastores” de sociedades conformistas sin criterio ni espíritu crítico. Cuando (supuestamente) por ellas se hacen las guerras no es la clase dirigente del momento quien la defiende en el campo de batalla, son siempre los hijos e hijas de las clases humildes las que luchan y mueren por algo que analizado materialmente se reduce a una tela con unos colores. Al gobierno del reino le está viniendo bien esconderse tras el rojo y güalda, se hace héroes a quienes no lo son y les redunda en un aumento de votos por lo menos en las encuestas. En el otro lado la estelada ha hecho héroes a los Mossos un cuerpo con denuncias por tortura y malos tratos y cuya violencia hemos podido visualizar en manifestaciones pacíficas. Muchos independentistas han entendido que estaban a su servicio y donde siempre han estado ha sido al lado de los gobernantes catalanes.
Tras las banderas están refugiados y se sienten legitimados los que han aplicado recortes en servicios básicos y están salpicados de casos de corrupción e imputados. Los que han aplicado las mismas políticas y votado juntos.
Mientras a mí lo que me preocupan son las cisternas. Hay millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable. Como la escasez de alimentos, el líquido de la vida está desigualmente distribuido. Aquí en este país tenemos las cisternas de nuestros inodoros llenas de agua potable, la misma que sale de los grifos de duchas o lavabos. Estamos en un momento de sequía grave, con restricciones de agua hasta en zonas donde hubiese sido impensable como Galicia. Y no se habla de esto ni se debate sobre la privatización de la distribución del agua o la necesidad de que sean organismos públicos quienes gestionen este recurso vital. Faltan tertulias y programas donde se aporten soluciones, donde se discutan alternativas para reutilizar este bien básico, donde políticos propongan medidas en el corto y largo plazo. El cambio climático que quizá el primo de Rajoy siga negando va a traernos la desertización de algunas zonas y graves consecuencias para la ciudadanía, la agricultura y la ganadería.
En los telediarios ninguno ha excluido información sobre la aprobación en el Senado del art 155 de la Constitución pero ¿cuántos han siquiera mencionado la aprobación el mismo día del CETA? Ha salido el sí con los votos de PP, PNV y la abstención del PSOE. En el Congreso salió adelante con los votos de PP, Ciudadanos, PNV, PDeCat y la abstención del PSOE. Veremos qué ocurre con el agua y otros servicios públicos básicos. Parece que en este acuerdo no prima la soberanía nacional para los se llenan la boca con esas palabras y apelan al patriotismo. Ni tampoco priorizan la pérdida de derechos o de valores democráticos.
Nos dijeron que había que sacrificarse por la crisis y nos sacrificaron sin dar ellos ejemplo. Ahora dicen que la crisis ha pasado pero no recuperamos nada de lo que nos arrebataron. Hemos perdido derechos básicos y libertades. La pobreza se agravará ya que persisten las condiciones laborales precarias aún en sectores que están obteniendo grandes beneficios. No se está abordando el tema de las pensiones y todo apunta a peores condiciones económicas en un colectivo donde ya hay pobreza.
Me gustaría saber dónde estaban los y las que ahora salen masivamente tras banderas a la calle cuando salíamos a defender nuestra sanidad y educación públicas, contra los recortes: en políticas sociales, en servicios asistenciales, en empleo público, en la atención a mujeres víctimas de terrorismo machista, contra el incumplimiento de la Ley de Dependencia, contra la Ley Mordaza y la modificación del código penal, contra la Reforma Laboral que nos ha traído el empeoramiento de las condiciones laborales y la pérdida de derechos…
La única bandera que ha engalanado mi ventana fue una blanca que exhibia el lema:
“LA SANIDAD NO SE VENDE SE DEFIENDE”
Demostremos que somos inteligentes a ver si dejan de mandarnos mensajes y tratarnos como si fuésemos idiotas. El respeto no se regala se conquista, conquistemoslo.