“La decadencia no implica una vuelta al pasado; implica una condena del presente” Santiago Kovadloff
DECADENCIA f Acción y efecto de DECAER
DECAER intr. Dicho de una persona o de una cosa: ir a menos, perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor.
En varios medios se han difundido estos últimos días las imágenes de un joven africano de 22 años natural de Gambia que se ahogaba, no en aguas de un mar desierto, sino en un país europeo en una ciudad como Venecia delante de testigos que proferían insultos racistas mientras moría sin que nadie hiciera nada por ayudarle, salvo tirar un salvavidas a un ser humano que no sabía nadar. Me es imposible describir lo que sentí al ver la escena. Por desgracia lo que refleja lo ocurrido es un resumen de la crisis de humanidad que nos invade, la alienación ciudadana, la decadencia social a la que hemos llegamos.
Si esto ocurre a nuestro lado ¿nos extrañamos del triunfo de Trump? Se le podrá acusar de otras cosas pero no de no seguir su programa ya que está cumpliendo sus promesas electorales, por las que supongo, salió elegido. No voy a entrar en si los sistemas electorales allí, aquí y en otros países son justos o reflejan la realidad. Hace lo que prometió, de momento. Se alzan voces contra su resolución de prohibir la entrada a ciudadanos de varias nacionalidades y la expulsión de inmigrantes. Me indignan esta y otras decisiones que está poniendo en marcha, pero no voy a ser tan hipócrita de criticar solo al presidente de EEUU cuando nosotros, los europeos civilizados y supuestamente garantes de Derechos Humanos hemos dejado abandonados a su suerte a miles de refugiados en pleno invierno, enviado a Turquía, país vulnerador de Derechos Fundamentales a otros miles, hay países de nuestro entorno donde se ha dado caza, tiroteado o maltratado a estas personas inocentes. Nuestros gobiernos gastan millones en medidas de choque como patrullas armadas contra quienes atraviesan el Mediterráneo en busca de un futuro mejor y cero en salvar sus vidas. Son particulares u ONGs quienes participan en labores de salvamento. Más nos valdría analizar qué estamos haciendo mal desde nuestra propia sociedad. No dejemos que el ruido de las medidas de Trump silencie nuestras propias vergüenzas. Si su muro con México nos escandaliza ¿no lo hacen las concertinas de nuestra frontera sur? Si algo he envidiado estos días han sido las movilizaciones ciudadanas contra sus decretos mientras aquí callamos masivamente ante injusticias similares. ¿Qué harán nuestros mandatarios, mirar a otro lado como hacen con países con regímenes como el de Arabia Saudí, o Israel, o Marruecos, o Turquía…?
Me preocupa que nos manipulen, que nos reconduzcan. Claro que hay que decirle al nuevo presidente estadounidense que NO, que nos provoca rechazo sus acciones pero hagámoslo también en nuestro espacio europeo y con nuestros aliados. No es casual que esté en auge el fascismo, el discurso del odio, ni que se extienda el racismo, la xenofobia, la homofobia, el machismo, tampoco que en nuestro propio país no dejen de salir a la luz casos de violencia en el ámbito escolar, el familiar, del entorno social, ¿cuántos asesinatos y suicidios llevamos en lo que va de año? ¿Cuántos ataques a personas por razón de religión, opción sexual, raza…? Ojalá que el movimiento anti-Trump sea también anti políticas de cualquiera que use los mismos medios, esgrima discursos similares, tome medidas parecidas, y sirva para que reaccionemos de una vez.
Leía en “El boletín” un artículo que hacía referencia a otro publicado en la revista “Time” de Gorbachov donde alertaba “todo parece como si el mundo se preparara para la guerra”, entre otros argumentos preocupantes. No sé si nos encaminamos a un conflicto armado o económico o una mezcla de ambos.
Ganó el Brexit por el discurso anti inmigración, ganó Trump por usar mensajes xenófobos entre otras “lindezas”, la extrema derecha europea gana apoyos, se reúne y se “frota las manos”. No aceptemos el discurso del miedo para favorecer que se extienda el odio, ni para que nos recorten derechos, neguémonos a ser parte activa en la decadencia que nos envuelve. No nos traguemos discursos simples que solo dicen lo que una mayoria quiere escuchar.
Despertemos. Alcemos la voz. Reaccionemos.
“Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidad para cambiar las cosas, entonces hay una opción de que puedas contribuir a hacer un mundo mejor. Esta es tu alternativa”. Noam Chomsky