MENTIRAS Y MIEDO

No puedo evitar sentir envidia al leer o escuchar noticias de ceses y dimisiones en otros países cuando un político o cargo público ha mentido, plagiado, ha hecho declaraciones inapropiadas, ha contratado irregularmente a familiares o cercanos… Lo comparo con indignación con lo que ocurre en este país donde se ha normalizado el “todo vale” y no pasa factura a casi nadie. Si hablamos de la Justicia ocurre otro tanto. Repiten hasta la saciedad que “es igual para todos” pero olvidan acabar la frase con “cuando son de los nuestros”.

Nos dijeron que lo responsable es que hubiera gobierno por eso unos lo votaron y otros se abstuvieron, aunque exhibiendo cinismo ahora lo critiquen. Gran jugada la del PP que para aprobar sus objetivos con la forma legislativa que sea o vetar las propuestas de la oposición cuentan con Ciudadanos o PSOE o con otros, siendo aún sin mayoría los que dirigen el rumbo de la nación.

Tenemos gobierno y también  tenemos las impopulares, por injustas, leyes que dictaron y que gran parte del resto de las formaciones decían que iban a derogar  y que parte de la ciudadanía esperábamos desaparecieran.

Los populares repiten como mantra que han luchado y legislado contra la corrupción pero la realidad es que la han dotado aún de más impunidad, acortando los plazos de instrucción o investigación a seis meses haciendo imposible el trabajo de fiscales y jueces en casos complejos. A lo que se añade el deterioro de los medios humanos y materiales en la Justicia que la convierten en injusticia. Cuando dicen que colaboran con ella es a base de poner trabas o eliminar pruebas. Como colofón nombran a la cúpula judicial asegurándose a miembros afines a su partido. No es de extrañar que haya fiscales que más bien parecen abogados defensores de corruptos y corruptas.

Pasan los meses y seguimos bajo el yugo de la reforma laboral, que solo era necesaria para enriquecer a algunos empresarios y para favorecer una precariedad que atraiga a las multinacionales del TTIP. Asalariados y asalariadas que se han quedado sin empleo aunque en las empresas donde trabajaban no hubiese problemas económicos, despidos de personas con condiciones dignas y que son sustituidos por personal en precariedad que sigue sumando el tanto por ciento de trabajadores pobres que no llegan a fin de mes, que no cubren necesidades básicas. Pasan los meses y el gobierno sigue sin cumplir la Ley de Dependencia mientras mueren los afectados y sus cuidadoras pierden los derechos y la posibilidad de desarrollar sus vidas más allá de la atención a enfermos. Pasan los meses y seguimos aguantando que cuando nos estafan empresas energéticas o los bancos, legislen a su favor en contra de los derechos de los consumidores. Pasan los meses y se continúa desmantelando la educación y la sanidad pública en favor de empresas privadas y la iglesia. Pasan los meses y nada o poco cambia.

Tras mentir con la austeridad que parecía nos afectaba a todos tenemos que ver, leer, oír, el expolio que han estado cometiendo con el dinero público mientras nos recortaban servicios básicos, prestaciones vitales. Están saliendo a la luz claros indicios de financiación ilegal del PP, han estado ganando, presuntamente, campañas electorales a costa de nuestro dinero y de “jugar” con ventaja electoral frente a  otros partidos. Asistimos a declaraciones que dan asco como los “volquetes de putas”, conversaciones dignas de la camorra en boca de responsables políticos.

Siguen mintiendo porque las mentiras que acumulan no les restan los votos que merecen. Mienten cuando pactan con otros partidos ¿en qué ha quedado el acuerdo de investidura con Ciudadanos? Mienten con sus promesas electorales que no cumplen o aplicando lo contrario, porque les votan y mientras salgan airosos de las urnas no tienen de qué preocuparse.

Otra de sus estrategias ha sido extender el miedo. Miedo a perder el empleo, miedo a perder prestaciones, miedo a perder la vivienda, miedo a no poder pagar los medicamentos, miedo a grabar por si nos acusan, miedo a protestar ante las injusticias… Miedo impuesto con la Ley Mordaza,  la reforma del Código Penal, la reforma laboral.

Mentiras y miedo son sus estrategias, y ahí están, haciendo lo mismo porque les reporta beneficios.

No podemos acostumbrarnos a esto. No debemos, por nuestro bien normalizar las anomalías. No nos interesa aferrarnos a “mejor esto que nada” porque seguiremos retrocediendo. No se puede asumir que las siguientes generaciones tengan peores condiciones que las nuestras. Hay que decir que NO que ni mentiras ni miedo son admisibles, que NO «se saldrán con la suya».

“Cuando la gente tiene algo que perder, siempre surge el miedo, y el sistema capitalista sabe manejar a la perfección ese miedo de los ciudadanos. Cuando los ciudadanos avanzan en la consecución de derechos, incluso cuando ejercen ciertos derechos libremente, el capitalismo se encarga de esparcir ciertas dosis de miedo. El miedo llega de manera individual y colectiva. Si a eso le añadimos que si desaparece la democracia, y lo está haciendo, las personas nos sentimos desamparadas y el miedo es brutal, porque sientes que no hay nada que te proteja, ni siquiera lo que debería hacerlo siempre, la ley, la justicia.” Susan George

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